El libro de Bryce Echenique, no pasa de tener una puntuación de 3 sobre 5. La historia está basada tres generaciones de la familia De Ontañeta, junto a sus desgracias. Todos los personajes disfrutan de una acomodada vida gracias a la fortuna que amasó el requete viejísimo Tadeo De Ontañeta, lo cual les permite no solo disfrutar de los beneficios, sino también gozar de un estatus alto debido a que son fundadores (o descendientes) del famoso Banco Nacional del Perú, banco supuestamente conocido en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, de una manera u otra todos están condenados a la desgracia, ya que si bien al principio parece que tendrán felicidad, poco a poco ya sea por el amor, los hijos o los deseos banales, terminan derrumbándose y matándose unos a otros. Solamente cuando se ha entrado bien en la lectura esta llega a ser interesante.
La primera parte se basa (todo esto es a mi parecer) en la muerte dramática del abuelo Tadeo, minero y empresario trabajador, origen genético de la historia. Este no muere solo, ya que Armindita muere con él, una pobre niña que aún no conocía el amor. ¿Cómo muere? Pues solo diré que no es muy agradable. Debido a que es una muerte poco honorable, solo se permite un velorio público con Armindita, pero el viejísimo Tadeo es velado muy en privado. Ahora todo queda en manos de su único hijo vivo Fermín Antonio de Ontañeta Tristán, ya que cuatro de sus demás hijos fallecieron en un accidente de tránsito y el restante falleció como perro en la selva o la sierra, no recuerdo bien. Fermín Antonio, parece ser un adecuado heredero de la fortuna, ya que maneja correctamente los negocios y ha tenido experiencia en el trato con gente de poder, lo cual lo hace muy respetado, quizás el caballero más respetado en esa Lima antigua. Su amor por su familia -no solo la nuclear- le hace ser bondadoso hasta con personas totalmente desconocidas para él, pero con las que tiene algún diminuto parentesco de sangre; adora a sus dos hijas María Isabel y Magdalena; adora también a su esposa Madamima; y trata bien a todos sus sirvientes. Sin embargo, a él le gustaría adorar aun a alguien más: su hijo, su primogénito, natural heredero nunca tenido. Luego de transcurrido el tiempo, este último tema se torna su preocupación porque quiere que sus hijas, ya jóvenes, encuentren esposos que sean dignos de administrar el patrimonio que tiene, de ser su mano derecha y de complacer a sus hijas.
Aunque la primer casamiento de sus hijas, el de María, se realiza con bombos y platillos, siendo admirada como la mejor boda en mucho tiempo, su ahora yerno Klaus Von Schulten no termina de convencerlo, más bien lo ve como un holgazán de buena familia que quiere a su hija aunque solo dará problemas. Parece que lo acepta solamente por mantener la clase de su descendencia ya que este Klauss es de linaje germánico. Sin embargo, algo mucho más valioso para él sucede ese día: reaparece su sobrino José Ramón (de) Ontañeta Wingfield. José Ramón no tiene aspecto refinado, ni deseos de repertenecer a la alta alcurnia puesto que ha estado conociendo el mundo, de barco en barco, como navegante errante; por lo cual, rechaza la primera oferta de Fermín Antonio para que sea su mano derecha en el banco y, si es que lo deseaba, podría darle la mano de su hija Magdalena. Magdalena no le era indiferente, ni él a ella, pero la idea de obtener mediante "nepotismo" un trabajo en el banco le desagradaba, así que rechazó la oferta. Fermín lo echó de su banco, jurando que lo enviaría a un rincón del mundo gracias a sus influencias, a lo que su esposa e hija involucrada, le aconsejaron que ellas se encargarían de convencerlo. Y lo convencieron. No pasó mucho para que se casaran José Ramón y Magdalena, y este ocupase en principio una pequeña posición en una sucursal del banco en Jauja. Las teorías de Darwin le darían la razón a don Fermín cuando, pasados los años, José Ramón ya era su mano derecha en el Banco Nacional del Perú, yendo todo viento en popa según sus deseos.
José Ramón y Magdalena tuvieron cuatro hijos, mientras que Klaus y María Isabel ninguno. Don Fermín estaba muy contento con sus nietos, siempre recibía de buena manera a la primera familia, mientras que la familia infértil era querida en menor grado. Aunque no solo amor tenía don Fermín por el hijo mayor de José Ramón, también lo quería como hijo suyo. Armó una gran embuste para incriminar a su mano derecha del asesinato de dos de sus familiares, obligándolo a ceder a su primogénito para que viviese con don Fermín y doña Madamima. José Ramón trata de negarse, pero debido a la enorme presión de su suegro, este cede. Esto es el inicio del fin para don Fermín. Se suicidó luego de ver que su nuevo hijo moría a causa de una terrible epilepsia y problema psicomotrices, de los cuales José Ramón se dio cuenta el mismo día de la entrega y de lo cual tampoco dijo nada. La familia desdichada, más desdichados los De Ontañeta De Ontañeta, después del entierro proceden a la lectura del testamento de don Fermín. En resumen, doña Madamima seguiría con su vida lujosa, se repartían bienes inmuebles para ambas familias de sus hijas y la administración de todos los activos de su Banco y Negocios quedarían a cargo de su yerno José Ramón. Era algo lógico porque era él único capaz de hacerlo, ya que las mujeres en esa época no tenían esos roles y el inútil de Klaus lo echaría todo a perder.
José Ramón de Ontañeta Wingfield trabaja bastante, muchísimo, por el banco. Lo administra tan bien que a pesar de vender algunas empresas, consiga que las restantes refloten y brinden buenas ganancias. Así que toda la familia puede mantener un estilo de vida acomodado, aunque ya no tanto como antaño (Klaus casi se suicida al pensar que ya no iría a pasear todo el día a su club selecto). Hasta allí todo bien, pero nuevamente la descendencia es un tema que atormenta a los De Ontañeta De Ontañeta y Von Schulten de Ontañeta; ¿Estarán preparados los próximos herederos para tomar las riendas? La respuesta, obvia también para ellos, es que no. El mayor de los tres hijos que le quedan a José Ramón es un vago mujeriego, su segunda hija es enfermiza y solamente la menor es brillante pero es mujer. Del otro lado, Los Von Schulten adoptaron un hijo en alemania que terminó por matarlos en vida, haciendo que se vuelvan alcohólicos y que María Isabel ingrese internada casi de por vida en una clínica psiquiátrica. José Ramón mató a su disque sobrino por esta última causa.
Su mayor hijo falleció debido a un accidente en una de sus escapadas para complacer a una mujer casada, su hija mayor tenía una rivalidad inmensa con su madre no solo en el carácter sino también con los pretendientes, su bella e inteligente hija menor sí encontró pareja adecuada (quizá su historia fue distinta), su segunda hija terminó por apoyar la llamada revolución del arrebatado Velasco Alvarado que le quitó todo a su padre y lo mandó casi al exilio con su amada Magdalena en Francia.
José Ramón es enterrado en Jauja, pero Magdalena regresa a París.
Aunque la primer casamiento de sus hijas, el de María, se realiza con bombos y platillos, siendo admirada como la mejor boda en mucho tiempo, su ahora yerno Klaus Von Schulten no termina de convencerlo, más bien lo ve como un holgazán de buena familia que quiere a su hija aunque solo dará problemas. Parece que lo acepta solamente por mantener la clase de su descendencia ya que este Klauss es de linaje germánico. Sin embargo, algo mucho más valioso para él sucede ese día: reaparece su sobrino José Ramón (de) Ontañeta Wingfield. José Ramón no tiene aspecto refinado, ni deseos de repertenecer a la alta alcurnia puesto que ha estado conociendo el mundo, de barco en barco, como navegante errante; por lo cual, rechaza la primera oferta de Fermín Antonio para que sea su mano derecha en el banco y, si es que lo deseaba, podría darle la mano de su hija Magdalena. Magdalena no le era indiferente, ni él a ella, pero la idea de obtener mediante "nepotismo" un trabajo en el banco le desagradaba, así que rechazó la oferta. Fermín lo echó de su banco, jurando que lo enviaría a un rincón del mundo gracias a sus influencias, a lo que su esposa e hija involucrada, le aconsejaron que ellas se encargarían de convencerlo. Y lo convencieron. No pasó mucho para que se casaran José Ramón y Magdalena, y este ocupase en principio una pequeña posición en una sucursal del banco en Jauja. Las teorías de Darwin le darían la razón a don Fermín cuando, pasados los años, José Ramón ya era su mano derecha en el Banco Nacional del Perú, yendo todo viento en popa según sus deseos.
José Ramón y Magdalena tuvieron cuatro hijos, mientras que Klaus y María Isabel ninguno. Don Fermín estaba muy contento con sus nietos, siempre recibía de buena manera a la primera familia, mientras que la familia infértil era querida en menor grado. Aunque no solo amor tenía don Fermín por el hijo mayor de José Ramón, también lo quería como hijo suyo. Armó una gran embuste para incriminar a su mano derecha del asesinato de dos de sus familiares, obligándolo a ceder a su primogénito para que viviese con don Fermín y doña Madamima. José Ramón trata de negarse, pero debido a la enorme presión de su suegro, este cede. Esto es el inicio del fin para don Fermín. Se suicidó luego de ver que su nuevo hijo moría a causa de una terrible epilepsia y problema psicomotrices, de los cuales José Ramón se dio cuenta el mismo día de la entrega y de lo cual tampoco dijo nada. La familia desdichada, más desdichados los De Ontañeta De Ontañeta, después del entierro proceden a la lectura del testamento de don Fermín. En resumen, doña Madamima seguiría con su vida lujosa, se repartían bienes inmuebles para ambas familias de sus hijas y la administración de todos los activos de su Banco y Negocios quedarían a cargo de su yerno José Ramón. Era algo lógico porque era él único capaz de hacerlo, ya que las mujeres en esa época no tenían esos roles y el inútil de Klaus lo echaría todo a perder.
José Ramón de Ontañeta Wingfield trabaja bastante, muchísimo, por el banco. Lo administra tan bien que a pesar de vender algunas empresas, consiga que las restantes refloten y brinden buenas ganancias. Así que toda la familia puede mantener un estilo de vida acomodado, aunque ya no tanto como antaño (Klaus casi se suicida al pensar que ya no iría a pasear todo el día a su club selecto). Hasta allí todo bien, pero nuevamente la descendencia es un tema que atormenta a los De Ontañeta De Ontañeta y Von Schulten de Ontañeta; ¿Estarán preparados los próximos herederos para tomar las riendas? La respuesta, obvia también para ellos, es que no. El mayor de los tres hijos que le quedan a José Ramón es un vago mujeriego, su segunda hija es enfermiza y solamente la menor es brillante pero es mujer. Del otro lado, Los Von Schulten adoptaron un hijo en alemania que terminó por matarlos en vida, haciendo que se vuelvan alcohólicos y que María Isabel ingrese internada casi de por vida en una clínica psiquiátrica. José Ramón mató a su disque sobrino por esta última causa.
Su mayor hijo falleció debido a un accidente en una de sus escapadas para complacer a una mujer casada, su hija mayor tenía una rivalidad inmensa con su madre no solo en el carácter sino también con los pretendientes, su bella e inteligente hija menor sí encontró pareja adecuada (quizá su historia fue distinta), su segunda hija terminó por apoyar la llamada revolución del arrebatado Velasco Alvarado que le quitó todo a su padre y lo mandó casi al exilio con su amada Magdalena en Francia.
José Ramón es enterrado en Jauja, pero Magdalena regresa a París.
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